Durante mucho tiempo la doctrina del cumplimiento, la disciplina del exito y todo lo relacionado con alcanzar metas ha sido el Evangelio del capitalismo. La idea que los más ricos trabajan más y mejor es la falacia más audaz del mundo.
¿Cómo un sólo hombre, honrado y del fruto de su trabajo puede acumular en un sólo año el equivalente al trabajo de cien mil personas que ganan, 25 dolares diarios, 750 dólares al mes y que gastan más de 56 horas vitales trabajando o preparándose para trabajar?
Y existen mafiosos de los casinos de las Vegas; Banqueros suizos; hombres de Estado, Industriales de armas, futbolistas y petroleros, que exactamente se ganan eso, y hasta un poco más y en la mayoría de los casos han influido en la Ley para estar exentos de pagar impuestos.
Ese tipo de desigualdad no solamente genera malestar social, es causa de violencia, daño al medio ambiente y nos obliga a vivir en un mundo donde millones de personas ven que un club de 200 principes y princesas, decide el futuro del mundo, tal es lo que ha acontecido al finalizar el mes de Enero del 2011 en Davos Suiza.
Invocamos por hombres que puedan vivir pobremente con dignidad y que sean libres del consumismo y que aprendan a acumular riquezas en lo cognitivo, en lo social, en lo estètico, en la cultura fìsica y en un desarrollo de su espiritualidad sin depender de credos y religiones basadas en la ignorancia y el miedo.
Hacerse marginal al mercado de manera voluntaria puede ser la última causa para hacer resistencia civil sin violencia, que proteja al Medio Ambiente y que no fortalezca la depredaciòn social en la que vivimos o mejor malvivimos en la inmoralidad.
No use su carro de la manera que lo hace, asóciese para ir en grupo al trabajo o a la Universidad. recurra a los sistemas de transporte masivo y si de verdad quiere darle un cambio a su vida urbana o campestre, ande en bicicleta de pedal y de tracción humana, haga ejercicio, coma frutas y prefiera el deporte de hacer el amor con amor, a la caceria competitiva.
Todos podemos contribuir para que éste mundo sea más limpio y menos injusto. Esa es mi propuesta a la Revolución Humanista del Siglo XXI, hacerse marginal y libremente feliz al sistema de la economia de mercado basado en la violencia, la exclusión social, el goce insaciable del consumo y la enajenación y esclavitud del ser humano.
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